Me encantan las combinaciones de rojos y dorados, los adornos que parece que al
mirarlos tengan sonido y esos copos de
nieve tan socorridos en las felicitaciones y que en Barcelona son tan
raros de verse. No sé por qué razón este año, aunque agradablemente, me sorprenden mucho vuestras felicitaciones
tan lindas, pero lo cierto es que toda esta algarabía navideña no me había chocado tanto en mi vida, será la
edad.
He empezado
a ver vídeos de Navidad con la intención de encontrar alguno para felicitaros a
todos las y cumplir con la tradición y la verdad es que a los que os conozco y os
quiero no hace falta felicitaros nada, sabéis que sois importantes para mí en
Navidad y todos los días del año y a los que no os conozco personalmente y que
ya me habitué a veros por los grupos y mi muro, estáis aquí porque disfruto de
vuestra participación con lo que ya sois también una parte de mi día a día y os
agradezco la oportunidad que me brindáis al saber cada día un poquito más de
vosotros.
Estoy segura de que me dará el ataque compulsivo
de compartir toda aquella felicitación navideña que me guste, por lo que
seguramente antes de que llegue el día 24 os habré felicitado… unas cuantas
veces? Paciencia.
Vuestras fotos, pensamientos y posts son pequeños
regalos que cada día llegan hasta esta pequeña pantalla, generosamente y sin ser Navidad y os aseguro que los valoro, los disfruto, conseguís
que ría, que me indigne con la política, que me esperance con nuevos proyectos y acciones y hasta que alguna vez me emocione
y suelte una lagrimita.
Supongo que para los que seáis religiosos tendrá más sentido la palabra Navidad que para
mí que es simplemente un motivo de festejo, comidas copiosas, algún
regalillo y sobretodo la reunión de mi familia al completo.
Sigo pensando en qué sentido tiene para mí la
Navidad y como somos una familia que nos
reunimos todas las semanas y aunque
falte alguno, no pasan más de dos semanas sin vernos, el significado de la
Navidad todavía pierde más gas, porque si la Navidad significa unión en mi familia
siempre es Navidad, nos encontramos todas los sábados y reímos y en ocasiones
hasta cantamos, con perdón de los que cantan bien. Mi madre que tiene 91 años y
está hecha una flor nos reune en torno a la mesa con mi hermana Angelines que
es mi madrina en toda la extensión de la palabra y todos sus hijos y parejas que son mis niños
queridos. También está mi prima germaneta
Eva guapa donde las haya y su linda familia,
mi querido tito Polín que me ha demostrado ser un crac en momentos complicados
de mi vida al que quiero mucho y como no
mi propia familia, la de casa, a la que hoy miro y me enorgullezco por verles
mayores y buenas personas y mi querido yerni, un solecito al que adoro. Me hacen sentir muy bien todos ellos y otra
persona importante en mi vida mi Rusiña a pesar de todo mi cuñáaaa y una de mis mejores amigas.
También están esos amigos maravillosos, los que han estado
al ladito cuando hay problemas y penas, me refiero a esos que ya son familia, a los
buenos, de los que me siento muy cerca,
a los que conocí en el parque, en el trabajo, en tantos sitios y sobretodo
a mi amiga “germaneta” que no pasa una
semana sin que nos veamos, ni un solo día sin que charlemos y que es un gran
apoyo en mi vida, pues nos mueve el espíritu muchas cosas comunes.
Tampoco olvido a mis amigos de la juventud, que
aunque nos veamos raramente cuando lo hacemos no ha pasado el tiempo y sabemos
que siempre estaremos ahí y que podemos confiar. Y como no a todos los que os he conocido en
internet, que ya sois mi familia virtual
y que sabéis que os quiero mucho, son muchos años ya de hablar atravesando
océanos y continentes y siempre queda esa ilusión de algún día poderos dar un
abrazo muy fuerte.
Y es así, cuando a pesar de las vicisitudes de la
vida me doy cuenta de lo afortunada que soy y de cuanto debo dar las gracias al
universo, de nuevo vuelvo a perder de vista el sentido de la Navidad.
Y a pesar de tantas bendiciones soy consciente de
que hay algo que no encaja y que tanta luz y tanto adorno no son mas que un
maquillaje que enmascara grandes tragedias.
Empieza la Navidad y al salir a la calle para ir
de casa en casa en romería, volverá a caernos la cara de vergüenza viendo la
pobreza que azuza a la gente que ha quedado excluida de la sociedad, porque son
reales, porque están ahí y poco haremos
por ellos, probablemente mirar a otro lado e intentar olvidarlos y seguir con
la juerga. Me cuesta entender como hemos llegado a este punto de
insensibilidad, de ser capaces de ver muertes en la tele y no morirnos y de ver
gente agonizando social y físicamente en la calle y no conmovernos
efectivamente, pero se que es muy probable que como tantas veces, pase de largo
y no haga absolutamente nada.
Creemos que
haciendo la colecta de comestibles y colaborando con un supermaratón una vez al
año somos buenos y así contentamos nuestras conciencias, pero este desastre ya ha adquirido dimensiones
descomunales y ya no podemos seguir
ignorando lo que ocurre impasibles. No sé qué debamos, que podamos hacer pero
creo que llegó el momento de reaccionar,
de cambiar para no sucumbir en lo poco de humanos que nos queda.
En las
calles hay hambre de pan, de justicia y de libertad. Esto que antes me parecía una
especie de tópico cada día lo siento más presente. Esa libertad que hemos perdido sumisamente,
poquito a poco, sin decir ni pio no vaya a ser que nos toque a nosotros la
china, tratando de chiflados a los que por lo menos si han salido a dejar oír
su voz y se han jugado el tipo en
manifestaciones que nunca sabemos cómo terminan y donde algunos de ellos acabaron
encarcelados por defender la libertad y la justicia pasarán estas fiestas desamparados, otros condenados por oponerse a desahucios
y tantos otros que hasta se han quitado la
vida por la desesperación. Toda esa infancia que sufre carencias y que
son nuestro futuro. Jamás en cincuenta y tres años vi un país tan devastado por
la corruptela y la inhumanidad de los poderes. Y así vamos a seguir cayendo todos, uno a uno
como una torre de naipes si no despertamos pronto y enmendamos todo lo que está
mal.
Resumiendo y para no seguir dándoos la tabarra, lo único que voy a desearos para estas fiestas no va a ser amor que aunque
es tan importante con la que está
cayendo parece una frivolidad, ni que nos toque la lotería, solo pediré salud,
mucho cariño y que todos tengamos lo suficiente que precisamos para vivir
dignamente, trabajo, neveras llenas de comida, educación para nuestros jóvenes
y niños, hospitales y la rápida
reintegración de todas esas víctimas, familias, trabajadores en paro, que han
sido excluidos por culpa de los avariciosos, corruptos y especuladores y de los que no hemos sabido defendernos en la
unidad y la solidaridad.
Gracias a todos por estar ayer y hoy en mi vida de
una u otra forma. No os voy a desear una feliz Navidad, me parece poco para cuanto recibo de vosotros, os deseo
una feliz vida.
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