..

..
..

.

Quien se queda mucho tiempo mirando a los sueños, termina pareciéndose a una sombra”

-André Malraux-

lunes, 7 de julio de 2014

Lunes monzónico


Hoy he despertado con el estrépito de varios truenos. Una tormenta ha inaugurado  mi ciudad en este lunes y  parece que por lo menos va a durar el resto del día, de hecho no ha cesado de llover y lo mejor es que me encanta.
Hoy tenía que hacer varias cosas, pero han quedado postergadas para cuando cese esta lluvia digna de los monzones asiáticos, no podía privarme de  contemplarla desde mi terraza.
Me hubiera encantado salir a la calle a empaparme , total estamos en verano y no creo que me hubiera resfriado.  Lo único que me hacía falta era atreverme a hacer algo que no hago desde niña, vencer el sentido del ridículo. 
Delante de casa hay un parque y con la lluvia no hay absolutamente nadie paseando. Hubiera sido tan fácil bajar y remojarme  y hacer un poquito la loca, después cruzar la calle y volver a mi casa y darme una ducha caliente, pero lo cierto es que no lo hice y empiezo a arrepentirme de haber dejado pasar una ocasión como esta, con una lluvia diluviana.
Supongo que me voy haciendo mayor y tardan en acudirme ideas locas como esta. Y ahora mismo la lluvia se dio una pausa.
 Cuando era pequeña, en la escuela, junto con mis amigas,  recuerdo habernos quedado en la pista de básquet bailando con los paragüas abiertos bajo la lluvia, emulando aquellas viejas películas de Ginger Rogers y Fred Astaire y no pasaba nada aunque esto ocurriera en invierno, a lo sumo un resfriado.  No nos importaba nada quien nos miraba ni las consecuencias, porque éramos niñas y solo nos importaba divertirnos, que maravillosos tiempos.
Pienso que envejecemos cuando empezamos a tener en cuenta la imagen que damos al exterior  y nos privamos de hacer todas esas cosas que nos gustan y que no son políticamente correctas a determinadas edades.
Dejamos de correr, de saltar y llega un momento en que hasta correr para alcanzar el autobús  empieza a ser complicado.
Voy a hacer una solemne promesa, si esta tarde vuelve a diluviar, voy a bajar al parque sin paraguas y me voy a empapar en agua de lluvia y giraré con los brazos abiertos igual que cuando era niña. Si se da la ocasión prometo poner una foto testimonial, aunque solo sea de mis pies.




2 comentarios:

  1. A mi no me gusta la lluvia, pero es una buena idea la tuya. Espero que la pongas en práctica la próxima vez; porque... es como dices, reprimir estas cosas nos hace mayores...

    Me ha gustado mucho leerte.

    Un beso enorme, preciosa

    ResponderEliminar
  2. En ocasiones me pregunto en que momento decidimos dejar de hacer lo que nos pedía el cuerpo, por no ser correcto cuando se empieza a crecer. Se nos atrofian las emociones y cada vez nos cuesta mas correr o simplemente saltar. ¿como recuperar toda esa frescura sin pasar por loca? Salí al parque y me remojé bien y ¿sabes? no pasó nada, ni un estornudo y fue maravilloso...es verano.
    Un beso amiga mía.

    ResponderEliminar